LAS BOCAS

Hablando de bocas se pueden decir infinidad de palabras para deleitarnos con las formas, tamaños sabores, texturas y sensaciones que estas emiten.
Hay bocas pequeñas, grandes, carnosas, delgadas, finas, tersas, rugosas, frías, templadas y calientes, todas ellas deseosas de encontrar otra boca que se adapte a sus características.
Se puede decir que la boca es esencial para el arte del amor, con ella podemos trasmitir un sin fin de emociones que se rozan, se intercambian y se entrelazan para unir vidas.
Hay bocas que evocan la memoria, la boca dulce de los labios que no han besado, la boca amarga de aquel que no ha amado. La boca firme, la boca sedosa, la boca suave, la boca de río que se desliza sigilosa y profunda por todos lados. La boca pintada y despintada, dibujada y que desdibuja con sus besos los cuerpos, roza los géneros, palpita dentro y fuera de sí.
Hay muchas bocas, pero existe una que yo deseo y es esa boca que se amolde perfectamente con la mía, que sin hacer esfuerzo se compenetre con la mía. Esa boca loca que me hace sentir viva, amada, feliz.
Esa boca es la que no se nombra por el incauto sortilegio de encontrarla en todas las bocas no besadas, de todas las bocas deseadas que salen de la tuya y se convierte en mi anhelo más profundo.

KLAUSULA
2006

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