✨ El instante en que todo comenzó
Hay momentos que no avisan. No traen letreros luminosos ni fechas importantes. Solo llegan… como una brisa que cambia el rumbo de las hojas.
Estábamos sentadas: Helga, Christy, Yolanda (mi hermana) y yo.
Cuatro mujeres, cuatro edades, cuatro fuegos en distintas etapas de su danza.
55, 60, 70 y 80 años en una misma mesa. Un oráculo sin saberlo.
La pregunta era sencilla: —¿Y tú? ¿Qué deseas ahora? Y en ese instante, algo se abrió. No el cielo. No el destino. Nosotras expresando lo que cada una deseaba.
Yo hablé de un sueño viejo:
Viajar por toda América en coche. Desde México hasta la última punta del continente, como quien quiere recorrer no solo tierras, sino heridas, memorias y destinos. Les conté de una amiga que lo había hecho,
y sentí cómo se encendían los ojos de Christy. —Helga conoció a una mujer que hizo eso… hace décadas —dijo, con voz de epifanía.
Helga no respondió. Se levantó.
Volvió con un libro entre las manos. Y lo dejó frente a mí como quien deja una profecía. Era un ejemplar firmado por Clärenore Stinnes.
La mujer que, en 1927, se atrevió a hacer lo que nadie esperaba de una mujer:
dar la vuelta al mundo en coche. Sin redes sociales. Sin GPS. Sin permiso… salvo el de su alma.
Tomé el libro.
Y al abrirlo, no leí… sentí. Una especie de descarga, un zumbido en el pecho.
Como si una ancestra me susurrara: "El viaje ya te eligió."
—Yo también lo he soñado —dijo Helga.
Y su voz fue más fuerte que la mesa, que los años, que el tiempo mismo.
Ese fue el momento.
El crujido sutil donde algo empezó a nacer.
No fue planeado. No fue racional. Fue femenino. Fue mágico. Fue real.
Ahora quiero iniciar el recorrido para hacer un libro, así como la Clärenore de hace 100 años y qué mejor que en compañía de mi querida amiga Helga.
Desde entonces, el camino nos llama. Y no caminamos solas.
Vamos con todas las que vinieron antes… y con todas las que vendrán después.
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