El Árbol de la Vida y sus diez sefirots o sephirots (energía individual representada por un esfera).
La palabra sephirots es usada en plural al referirnos a todas las triadas del árbol y la palabra sefirah es utilizada en singular cuando hablamos de cada una de las esferas que componen el árbol.
Como con cualquier enseñanza, tenemos que dedicar tiempo y energía para interpretarla y entenderla.
A medida que vivamos nuestra vida normal, sin saberlo estamos constantemente usando estos atributos. Los sephirots que en otras enseñanzas están representadas por los chakras, están conectadas en todos los órganos de cuerpo físico y cada una tiene
los rayos de colores y están involucradas con los sonidos vocales sagrados.
Si cada atributo de una sefirot se expresa en Verdad y en claridad prístina como cuando los chakras se dice están funcionando sin bloqueos, en completo potencial, entonces, el hombre llega a ser la manifestación del Adán Kadmón, (co-creador con Dios), la expresión del Maestro Interno o Presencia del YO SOY.
Si el impulso de la voluntad se integra de forma equilibrada entre los dos pilares:
1) Derecha: Columna activa, integrada por Netzaj, Jessed y Jojmá.
2) Izquierda: Columna pasiva, integrada por Hod, Guevurá y Biná.
Estando balanceado entre los dos pilares Adán Kadmón está centrado en el elemento aire, el pilar central o columna del equilibrio integrada por: Maljut, Yesod, Tiferet, “Daat” y Keter.
Así es como se nutre con los rayos de luz del creador para morar en el estado de la línea límite entre dos realidades, el ahora y el futuro potencial, lo físico y lo espiritual. No tiene más necesidad de acaparar alimento ni conocimiento porque trasciende todas las barreras.
Entendiendo que el crecimiento espiritual incluye nuestra estancia necesaria en este mundo para poder ascender y evolucionar en la espiral de reencarnaciones y sin perder de vista nuestra meta final de unión con el Creador, podemos entonces trabajar de adentro hacia afuera, dando prioridad a nuestra verdadera intención y naturaleza de encontrar dentro, trabajar dentro e ir hacia afuera. Del centro a la periferia. Corrigiendo desde el fondo de nuestro ser el EGOISMO y entrando a la LEY DE OTORGAMIENTO, ley universal que debe regir nuestra vida y nuestra evolución: AMAR A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
Del libro del Ari: “El árbol de la vida”, Parte I. Rabino Itzjak Luria
Contemplad, que antes de que las emanaciones fueran emanadas y las criaturas creadas, la simple Luz superior había llenado la existencia entera y no había espacio libre, semejante a una atmósfera vacía, un hueco o una fosa, sino que todo estaba ocupado con una simple Luz sin límites y no había tal parte como cabeza o cola, sino que todo era simple, suave Luz, balanceada e igualmente distribuida, y esta era llamada la Luz sin Fin.
Y cuando por Su simple voluntad, vino el deseo de crear el mundo y emanar las emanaciones, traer a la Luz la perfección de Sus obras, Sus nombres, Sus apelativos, lo cual fue la causa de la creación de los
mundos, Él entonces se restringió a Sí mismo en el medio, precisamente en el centro, Él restringió la Luz, y la Luz se alejó hacia los lados, alrededor del punto central.
Y ahí permaneció un espacio solo, un vacío rodeando al punto central.Y la restricción había sido uniforme alrededor del punto vacío, de tal forma que el espacio estaba equilibrado en círculo alrededor de éste.
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